14.12.05

El lenguaje políticamente correcto y el género.

No soy la única mujer del mundo que se siente molesta, muy molesta, con la moda de añadir la coletilla de "hombres y mujeres" al final de cada frase hablada o escrita. Y digo que no soy la única porque acabo de comprobar que a una amiga le pasa lo mismo.

Vamos a ver si me explico.
Pongamos que tú, el lector*, eres informático. Y alguien ha decidido que las personas nos dividimos entre altos y bajos como característica definitoria fundamental. Y que los bajos han sido objeto de exclusión e invisibilidad. A alguien con poder en tu trabajo se le ocurre la idea genial de cambiar esa realidad (percibida por su parte, pero no por ti) haciendo que todo el mundo sepa que hay informáticos bajitos y que son iguales que los otros.

Como política de la empresa empiezan a dirigirse a vosotros y a hablar de vosotros con frases similares a:
  • Nosotros, los profesionales altos y bajos de esta empresa...
  • Somos una empresa con informáticos, altos y bajos, con una gran experiencia en desarrollos de datamining
  • Los profesionales bajos y altos de esta empresa...
Hasta ahora nunca habías pensado que, salvo para alcanzar los folios en los estantes más altos, fuera relevante la estatura para tu trabajo. Las diferencias en el desempeño profesional de tus compañeros te parece que estarían mejor caracterizadas como "los que conocen o no PHP", "virtuosos/torpes con Oracle"...

Nunca te habías sentido bajo, pero de pronto caes en que tu 1,70 está por debajo del estandar. Y empieza a tocarte las narices que algo tan obvio como tu desempeño profesional empiece a ser invisible, porque lo visible para tu empresa (en su voluntad de establecer un mundo más equitativo entre bajos y altos) es, de forma continuada y redundante, tu estatura. Eso sí, para que todos se den cuenta de que tu eres como los otros.

¿Surrealista no?**

Soy una mujer. Coincide que soy una mujer. Eso me hace diferente de los hombres en algunas cosas: agradezco que las tiendas señalen dónde están los vaqueros para mujeres porque simplifica mi trabajo al probarme ropa. Los hombres no van al ginecólogo y yo sí. Uso compresas.

Aparte de algunas de esas cuestiones absolutamente evidentes, el que yo sea una mujer y otra persona sea un hombre no nos hace diferentes***. Puedo parecerme más a algunos hombres que a algunas mujeres (o al contrario) en mis aficiones, mis destrezas, mis preocupaciones o mis recursos. Me parezco más a los hombres de mi grupo de edad que a mujeres mucho más jóvenes o mucho más mayores. Me parezco más a los hombres que viven en una ciudad que a las mujeres que viven en el campo.

Para mí el "mundo" no se divide entre hombres y mujeres, si me atreviera a pensar en diferencias relevantes entre personas quizá me parecería más sensato hablar de "poderosos" y "excluidos"...

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* Que no, que no voy a poner "lector/a" ni voy a cambiar el texto por algo así como "que estás leyendo este post". Que no me da la gana. Que da igual el sexo, el género y donde tenga la guanina del gen 125 la persona que esté leyendo.
**Yo he leído varios artículos en los que se hablaba de que la media de estatura de los jefes es mayor que la de sus subordinados. Así que tampoco parece tan tonta la idea...
***Seguro que soy una privilegiada en eso, ya que la situación de muchas mujeres sigue siendo terrible (no en mi país, ni en mi trabajo, ni mi entorno). Hay muchas situaciones en que mujer significa excluida, sin matices.

7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Ole! Ya somos dos.

diciembre 15, 2005 9:58 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

En pro de la difusión, voy a inmolar una cuenta de correo y a enviar a 20 personas una copia del post y la dirección del blog. Me cargo mi email, tu anonimato, y las estadísticas del primo de Atlanta.
Merece la pena.

diciembre 15, 2005 10:02 a. m.  
Blogger Peribanyez said...

Merck, no sabía que tu también fueras un informático bajito... XDDD
Anónimo, ¡nunca antes habían inmolado una cuenta de correo por uno de los posts! El calvo de la lotería te lo pague!
Ah, y que el de Atlanta no es mi primo (vamos, digo yo)

diciembre 15, 2005 12:10 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Y digo yo que con tanto especificar se nos va a complicar el lenguaje, usea, las ideas. ¿Aplicarán a partir del 1 de enero los de fumadores y no fumadores, o esto no tiene ná que ver con lo del género? Yo no me entero de ná. Huy,la superiora me llama. Las mermeladas están quemándose.

diciembre 16, 2005 7:27 p. m.  
Blogger Peribanyez said...

Estimada Sor Armario, me temo que nuestros estimados gobernantes no paran de innovar. Tras innovar la lingüística (ya sabe que el plural ahora ya no sirve para englobar a hombres y mujeres), están empezando a trabajar en cómo cambiar la historia de la jurisprudencia.

¿Hay posibilidad de que en su convento acepten novicias? Es que dejar este mundo cruel empieza a parecerme interesante....

diciembre 16, 2005 7:53 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Querida hermana/hermano en Cristo, mi alma camina compungida por este valle de lágrimas y eso que la Super no nos deja ver los telediarios. Antes de abandonar el mundo, ya intuí las ansias revisionistas de los políticos. Ahí fuera tenéis la cosa un tanto complicada y comprendo tu desasosiego. Pero no te engañes, la salida no está en la religión (que Dios me perdone). Mi experiencia me aconseja no inducirte a tomar los hábitos. Olvida esa idea del noviciado, sería catastrófico. El mundo de nuestras celdas es gélido y provoca sabañones en nuestros dedos que, en su inutilidad, ya no nos procura el bálsamo de la caricia onánica. Tú a lo tuyo, hija.

diciembre 17, 2005 8:44 a. m.  
Blogger Peribanyez said...

Gracias hermana Armario, por tus sabias palabras. Si hay que olvidarse del refugio en un convento, cuanto antes mejor.
Torearemos como podamos y veremos si campeamos el temporal.
:)

diciembre 17, 2005 9:34 a. m.  

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