10.3.06

Ética de los poderosos. (I)

El imaginario colectivo que nos aprisiona traza una línea infranqueable entre buenos y malos, pero lo que exige para la atribución de bondad es un comportamiento que sólo encaja con los débiles. Los poderosos que ejercen su poder quedan automáticamente bajo sospecha. Tanto si lo usan adecuadamente como si lo hacen en su propio beneficio exclusivamente.

Maquiavelo, encarnación del mal donde las haya, ha recibido el castigo de la historia no por actuar de modo indebido (parece que fue más bien ejemplar), sino por conocer ese oscuro espacio, tabú absoluto en nuestra cultura, que es el espacio del poder.

Tal manera de ver la realidad, ese discurso, hace más profunda la brecha entre poderosos y excluidos. Justifica las mentiras desde el poder - puesto que si algo no va a ser tolerado no debe ser mencionado-, y coloca en el mismo rasero a quienes ostentan el mando en justicia con quienes lo hacen de manera dañina. Nos hace como grupo mucho más frágiles y manipulables.

Este es el primer post sobre uno de los temas que más neuronas me ocupa y que desearía ser capaz de analizar.

PD.: El lenguaje psicótico de este post se corresponde más con mi confusión al respecto que con una posible produndidad en los mensajes. Aviso. No garantizo seguir escribiendo.

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Se entiende alto y claro. Ya espero la segunda entrega y menos mal que has vuelto. :-)

marzo 12, 2006 10:21 a. m.  
Blogger Peribanyez said...

¡Mmmmm...gracias! Lo de que se entiende, ¿no será más bien que los raros nos entendemos entre nosotros?

marzo 12, 2006 10:31 a. m.  

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