No existe tiranía peor que la ejercida a la sombra de las leyes y con apariencias de justicia. No lo digo yo, lo decía
Montesquieu. Y claro, como en el siglo XVIII no existían los blogs, sobraba el tiempo para pensar y así -sin mérito ninguno- conseguían escribir cosas con bastante tino.
Para quien todavía no lo sepa, el título del post es el bonito lema de la campaña de apoyo a la ley antitabaco que nuestro ocurrente gobierno va a empezar a aplicar a partir del uno de enero de 2006. No sé cómo lo veran otros, pero -llamadme quisquillosa- tanto la ley como la campaña me ponen los pelos de punta.
Se me agolpan las razones en contra, así que vamos a ello:
Que yo fume es un asunto privado. Que no coma verdura es un asunto privado. Que tome el sol sin crema factor 40 más de 15 minutos, es un asunto privado. Si el estado dedica su tiempo a intervenir sobre lo privado (como sinónimo de personal, de propio de cada uno), como si fuera nuestra "conciencia", se convierte en un estado padre. Con la misma lógica, la de actuar por "nuestro propio bien" podrían condenarnos por salir de noche (
que luego ya sabes que te resfrías), acostarnos con quien nos parezca (
si este chico no te conviene, que ya te lo dije) o tomar sopa de sobre (
el caldito, hecho en casa es como está bueno).
Además, mientras trabajan en cuestiones "de conciencia" de la población.... ¿Qué pasa con los asuntos públicos? Quizá es que, claro, eso obligaría enfrentarse con poderes de verdad y no con los ciudadanos.
Cuando el estado, los medios de comunicación y las conversaciones en los bares se centran en problemas que no existirían si los políticos no los hubieran provocado, vamos mal. Lo de no fumar si a otros les molesta (que les molesta el humo, no que fumemos) es cuestión de buena educación. Lo de impedir fumar simplemente porque a alguien no le sale de los cojones que otro fume (un poner, al aire libre y pudiendo alejarse el no fumador) es también cuestión de educación, en este ejemplo de mala educación. Broncas entre personas ha habido toda la vida, es lo suyo. Sin embargo yo estoy siendo testigo de algunas bastante surrealistas: a alguien ni le roza el humo, pero se siente autorizado a pegarte una regañina porque estás haciendo algo que no se debe hacer (según el gobierno, la OMS, la policía y los jueces).
Así, con tol morro. Porque lo que les molesta no es el humo, les molesta que seas fumador. El estado tiene margen para intervenir sobre el tabaquismo desde otras posiciones. Que el consumo de tabaco es un problema para la población está fuera de toda duda. Que es legítimo que un gobierno intervenga para evitar problemas en su población, es evidente. ¿Qué haría un estado normalito? Pues establecería controles sobre la oferta: política de precios y distribución del producto, por ejemplo. Trabajaría para que las marcas y presentaciones cumplieran las condiciones menos lesivas para el organismo. Potenciaría industrias y empresas que supusieran una alternativa.
Pero noooooo... Ea, a culpabilizar a la víctima y a hacer que los ciudadanos nos supervisemos unos a otros. Otra cuestión es que en determinados espacios o situaciones debe estar prohibido fumar: (por ejemplo, gasolineras) ahí deben estar las leyes y reglamentos para regularlo, la policía para intervenir y el poder judicial para castigar. Pero no estamos hablando de eso.
Las leyes no se hacen así. Y no deben hacerse así.Lo suyo es que sean una consolidación de las costumbres. Primero las personas nos ponemos de acuerdo en cómo resolver un problema y luego la mejor manera se sanciona por escrito. Pero a nuestros ocurrentes políticos se les ocurre innovar: primero lo repiten un monton de veces (
o sea, sensibilizan a la población o crean un estado e opinión), luego -cuando ganan suficientes adeptos para que se enfrenten con los que no lo son- lo promulgan.
Los motivos esgrimidos para promulgar la ley no son los reales. No, no tengo documentos secretos que avalen ninguna conspiración. Es que no se sostienen. Dice la ministra: "Tenemos que proteger la salud de los fumadores involuntarios. Que fumen si lo desean, pero que no perjudiquen a otros". Y ese es el argumento principal para promulgar una ley que impide que haya salas específicas para fumadores.
Amos, anda. Y mientras tanto, con la mano izquierda cobrando impuestos
.
Además, si el estado se preocupa de nuestra salud quizá podría centrarse en erradicar la pobreza, incluso en nuestro país, que es uno de los factores que más incide en la enfermedad y en la posibilidad de recuperación de la salud.
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Resumiendo:Y a todo esto, lo que más me j***, ni siquiera soy capaz de expresarlo. Supongo que es el tono suavón con que nos intentan convencer que que la iniciativa del gobierno es legítima. Y que haya gente que considere que "ya era hora". Y que -dentro de un tiempo- se pueda contar como un éxito de la legislatura socialista. Y que no fuera una cuestión demandada por la gente, sino el resultado de un diseño de despacho con la intención de colárselo al personal, un ejercicio de poder.
Y que no es tolerable: cuatro desgraciados decidiendo lo que tenemos que pensar sin molestarse siquiera en usar argumentos para convencer. Apelando a los razonamientos más ramplones, sin disimular minimamente las falacias ni ocultar las incongruencias (demasiado extensas para este post). Vamos, que lo de que se mandara el ejército a Irak en contra de la opinión del 90% de la población era un ejercicio de preescolar. Ahora, encima, tenemos que estar agradecidos.
Que digo yo que fumar es malo, pero no pensar también. Y que el estado debe proteger la salud (esas contaminaciones, colegas) y fomentar la inteligencia de la población. Pero no una cosa a costa de la otra.